martes, 13 de noviembre de 2012

Microrrelato "NÓMADA", por Juanjo Juliá


NÓMADAS

Y entonces... cansado, me voy a dormir y sueño: Como cada día el pueblo está tranquilo. El silencio del amanecer tan solo se rompe con lejanos ladridos de perros, que con una cadencia perfecta resuenan  a lo lejos. Algunos pájaros anuncian ya el inicio de una jornada en la que, con suerte, nada ocurrirá. La cafetera nos despierta ya a todos y cada cual se somete sin grandes emociones pero con dulzura y serenidad a la fantástica rutina diaria. Eterna felicidad que tan solo el dolor o la muerte puede momentáneamente interrumpir. 
El día transcurre sin sorpresas, a lo más un chaparrón o la ocurrencia espontánea de algún animal o de un niño. Todo dentro de lo esperable. Todo. Hasta que al fin llega la noche y cansado me voy a dormir y sueño.
 Me despierto siempre de la misma manera. Antes de abrir los ojos intento averiguar dónde me encuentro. En qué hotel de que ciudad me toca despertar ahora y a veces es imposible. Nunca tuve una casa propia, ni un lugar que pudiera considerar mi lugar, o como dicen algunos refiriéndose a ésto, supongo, mi hogar. Qué ajeno me resulta. Cada dos o tres días he de viajar. La única referencia fija que tengo en el mundo soy yo mismo. Aunque hay un cierto parecido entre las ciudades, en el fondo son diferentes. Nada hay más lejos de la rutina. Me siento feliz y afortunado de poder vivir de esta manera. Tan solo cuando al fin llega la noche  y entonces, cansado, me voy a dormir y sueño.
Soy nómada por necesidad. sin orgullo de serlo. Siempre el mismo sueño: un terruño, un amor,  un futuro.

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